Tengo olvidado este espacio en detrimento de mis otros tres blogs, que andan echando humo últimamente, así que he pensado añadir algo a este contingente de purria y bosquejos…
Me hallo sorprendida cuando pienso en una noche de la pasada semana… de cómo una noche que llevaba el estigma de la inapetencia se convirtió, de la mano de las notas graves del bajo, en algo realmente gratificante… ¿y quién me iba a decir a mi que sería una noche tan maravillosa? Mi nihilismo innato no podían siquiera imaginarlo, pero allí estaba, mi azabache y nieve.
Hay personas que son interesantes hasta límites extremos, una combinación perfecta de música y dibujo en un recipiente oscuramente hermoso y cuanto más te adentras en sus aguas, más te abrazas a esa esencia. ¡Ah, qué felicidad cuando la belleza llama con insistencia a las puertas!
-Tú y yo podríamos enamorarnos. ¿Sabes?
Dijiste esto mientras terminabas de vestirse frente al espejo del armario.
– Pero C**** – te sonrío desde el espejo con la misma tranquilidad con la que te anudas los cordones de las botas – ¿para qué vamos complicar las cosas?